domingo, 9 de enero de 2011

Que las hojas no te impidan verlo


“Susurro y Pity”, fue el título de un libro encantador lleno de profundidad y de poesía. No fue un Best-seller pero sigue agotado después de algunas ediciones. Trata de los diálogos de la hoja de un árbol y un pajarillo cuyo nido estaba cerca. Recuerdo su lectura como un soplo de libertad y de respeto por la naturaleza.

¿No proceden todos los libros de los árboles? ¿Quién ha dicho que los árboles no enseñan? Un libro enseña siempre y acompaña porque es siempre un amigo. Luego el árbol es el gran amigo de los seres humanos. Un ser vivo y aparentemente silencioso tiene el privilegio de hablar directamente con los rayos del sol y con las nubes y las diferentes lluvias, y también con la nieve. Tiene su música y su temblor. En algunos países les cantan en Navidad: “Oh tannenbaum”; al abeto le llaman especialmente el árbol de Navidad (Oh, Christmas tree).

Entre nosotros se ha convertido en un ”adorno” navideño (bien como planta joven, o bien como rama cortada y colocada sobre un soporte). Pasada la Navidad, muchos acaban entre las montañas de basura, y sólo algunas familias preguntan en su municipio: ¿qué hacemos con el árbol?

Naciones Unidas ha declarado este año 2011 Año Internacional de los Bosques. Quiere que nos fijemos más en ellos, porque están en peligro y porque nuestra vida ha dependido de ellos hasta ahora y también dependerá nuestro futuro.

No basta detener la destrucción de los bosques, con los incendios y con la tala de árboles para convertir la tierra en cultivo o su madera en papel, muebles o biomasa. Es hora de dar un paso más porque cada árbol es un gran narrador y tiene una historia que contar. “La encina y el roble con más vericuetos que el chopo y el abedul… cada especie tiene una manera de irse por las ramas, su forma singular de narrar”. El árbol enseña, pero enseña en su hábitat natural, en el bosque. Nos falta sensibilidad y cultura arbórea. En España salir con la familia es ir de merienda al campo. Pero muchos dejan la imaginación y tal vez olvidan en casa el civismo y hasta el sentido común. Se ha ido más allá de disfrutar un día respirando aire puro, y entonces nos convertimos en una amenaza. Las barbacoas han tenido que prohibirse, por los desastres medioambientales que por descuido (espero) han venido ocasionando. A veces también con pérdidas humanas. ¡Nos faltan!

Fuera de esas excursiones, tenemos muy abandonados al árbol en general y los bosques en particular. Aparte de los agentes forestales, ¿quién se ocupa de ellos? Los más próximos están pintados, claveteados, cortados, grabados con corazones, con fechas, por decirlo de algún modo: son poco respetados, y en muchas localidades pendientes de la decisión de los políticos de turno.


En este año se trata de pensar también en las sabanas africanas, en los bosques tropicales, en cualquier paraje donde un árbol haya plantado sus raíces. Ellos son vida total y lo dan todo: sombra, belleza, alimento, aire puro, compañía y cada uno a su modo transmiten una historia. A su lado se desarrolla la fauna con todo su encanto y variedad. Los ecologistas de toda índole tienen este año además de un reto, una buena causa para trabajar y presionar. En casa y fuera de ella, en la escuela y en el trabajo, necesitamos respirar aire puro. Que el humo del tabaco y su polémica no reduzcan nuestros sueños y nuestros bosques a cenizas. Entre todos podemos impedir que el desierto y la desforestación avancen. El árbol no es un enemigo. Cada hoja de los árboles es una pequeña amiga.

“Antes de aprender a volar tienes que relajarte, evadirte de todo-le dijo la hoja al pajarillo-Después mirar al cielo, admirar su belleza y desearlo, necesitarlo, quererlo. Enamorarte de él, de su grandeza, de su plenitud. No se puede alcanzar nada, si no se desea ardientemente.

-¿Pero podré llegar al cielo con estas alas tan pequeñas?

-El cielo ya estará en ti cuando inicies el vuelo, cuando te lances al espacio, libre de tus miedos, de tus fatigas, de tu cuerpo” (Susurro y Pity).

¿Quién nos enseñará a enamorarnos del bosque y de su umbría? ¿Cómo descubrir en una rama el diálogo de una hoja y un pajarillo nuevo? Es un secreto que no está al alcance de quien atraviesa el bosque y sólo ve un montón de leña.
PUBLICADO EN EL HERALDO DEL HENARES [10-01-11 15:55] - Que las hojas no te impidan verlo; EL DIA,28-01-2011.

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