lunes, 4 de marzo de 2013

Un pueblo, una nación, un territorio, un gobierno

No soy jurista, no entiendo de leyes. Pero no soy un extraterrestre. Lo que pasa aquí  me afecta. Tengo derecho a  decir ¡Basta! No es que no podamos seguir así. Es que no quiero que sigamos así ni un día más. Las Autonomías han muerto, ¡Viva el Estado de Derecho!  Las Autonomías, -con una es suficiente-,  han desafiado  a la Constitución (más de una vez).
Me parece tan absurda la declaración soberanista, como la impugnación de la misma, por el Gobierno. Regir los destinos de un país, es hacer cumplir la ley y escuchar al pueblo. El pueblo soberano no ha sido consultado. El pueblo tiene derecho  a dar su opinión, antes y después del Tribunal Constitucional.  La mayoría de los ciudadanos no es expoliador de minorías, ni van de  víctima agraviada.  Los políticos nos están llevando  al caos. “Todo es escándalo” decía el 2 de marzo, en El Mundo, un conocido director de cine.
Algo de razón debe haber, pues dice el Ministro de Exteriores que no sabe cuántos funcionarios trabajan en el extranjero, pero seguro que cobran.  "Hemos podido pasar de una dictadura a una democracia, pero no somos capaces de organizar nuestro servicio exterior". Treinta tantos años y… ¡se dan cuenta ahora!
Añado por mi cuenta, que tampoco sabemos los que lo hacen en España, porque entre Estado, Autonomías, Diputaciones y Ayuntamientos, empresas estatales o autonómicas, provinciales y locales ni los gestores controlan, ni la inspección es eficaz, ni los ciudadanos sabemos por qué tubería se pierden los impuestos y el dinero de todos.
Dice el Gobierno que quiere que el conjunto de las instituciones actúen en el extranjero bajo “una dirección política", con los mismos fines y objetivos. ¡Perfecto!  Nosotros, los miembros de la sociedad civil, también.  Pero  nosotros queremos ir más allá: que ese mismo sea el criterio en el interior.  Y que lo sea ¡ya! Debemos saber: "qué nos interesa, por qué se actúa y cómo se debe actuar”.
Justo eso. Sencillamente normal y lógico. Les tomo la palabra. Hay que ser consecuentes e ir hasta el final. ¿Por qué no? 18 Reinos,( Estado y Autonomías) con sus 18 Presidentes,  18 Gobiernos, 18 Presidentes de Parlamentos, incontables Parlamentarios, Diputaciones y Ayuntamientos, multiplicado por el infinito enjambre de asesores, funcionarios y personal  a dedo, en empresas estatales o creadas para el camuflaje,  palacios, edificios de consejerías y de Juntas, chóferes y subalternos de toda laya, aquí o en otras partes del planeta, sueldos respectivos  y comilonas  o banquetes de trabajo, fiestas autonómicas, viajes, dietas y saraos, han pensado que los ciudadanos  somos tontos, estamos dormidos y no tenemos más que hacer que seguir pagando este despropósito o FIESTA DE LOCOS.
 Ellos se ponen (se han puesto)los sueldos, las exenciones tributarias, las prebendas, los regalos y pensiones -sin haber cotizado como la mayoría de los ciudadanos de a pie-, son un robo a todas luces. Nos han expoliado e impidiendo que tengamos cubiertos los derechos constitucionales a la sanidad, la educación, el trabajo y la igualdad de oportunidades. De ahí los impuestos y los recortes. ¡No hay dinero! Esta desmesura politicosindical la pagamos todos, pero sobre todo los más débiles, niños, enfermos, pobres, ancianos, jóvenes y parados y personas dependientes. Desde el momento que la ley no es igual para todos, ni la misma en todo el territorio, han perdido la legitimidad. Se han permitido endeudarnos para muchos años. Han consagrado el clientelismo de casta política. Hay quien no duda en llamarla “mafia política”: “grupos organizados que tratan de defender sus intereses”. “Lo peor de las mafias es que están destruyendo todo rastro de meritocracia en España, agravando el rápido empobrecimiento que padecemos. El mafioso carece de méritos, sólo sabe militar en las filas de su organización, ser buen correligionario y entusiasta lamebotas de su líder” (A. Vallvey).
Por ello, es obligatorio pedir: eliminación del Senado, Autonomías y Diputaciones. Pero además eliminación también de la corte chaqueteros aplaudidores, informadores “imparciales”, emisoras de radio, televisiones,  periódicos y revistas, para “informar” y  distraer o embaucar al respetable, en el perímetro territorial e informático, controlado o sombreado, para gloria del que manda ese espacio, y pagados con dinero público
 Pues nada, 24 horas para que recojan  la carpeta con  que llegaron sus señorías y a sus casas. Y la policía vigilando, porque si nada trajeron, con eso deben marchar, como todo el trabajador de una empresa cuando quiebra. España está en quiebra. No les puede extrañar, porque “ellos y sus predecesores” la han llevado a esta situación irreversible. ¡Nada de prejubilaciones doradas! El Estado no puede consentir que ningún hombre o mujer, con ocho años en política, en el puesto que sea, deje su actividad y se prejubile con un sueldo superior o equiparable a un ministro en activo. ¿Cómo que no hay dinero para la educación y la investigación? Lo que no hay es voluntad de atajar el problema, antes de que sea demasiado tarde.
En el fondo, hasta podemos coincidir con lo que dijeron los ministros tras el último Consejo. A su juicio, es necesario que el conjunto de las instituciones del Estado actúen "bajo una dirección política, de forma coordinada con los mismos fines y los mismos objetivos". Efectivamente, ¡Ya era hora! ¡Es lo que estamos pidiendo y lo que pide Europa y no nos oyen!
Para ello volvamos al principio: Un pueblo soberano, una nación, un territorio y un gobierno. Nunca debimos claudicar esos principios a favor de las minorías, nunca. Tal vez con buena voluntad pero con debilidad y sin demasiada visión de futuro, se hicieron las concesiones y  el “café para todos” sin límites ni techos. La consecuencia es que nada era suficiente. Crecieron las diferencias. Y ahora, el desafío. Y…no será el último.
 Pues, desde ahora, los experimentos, con gaseosa. No queremos nuevos parches. Lo digo porque la Vicepresidenta Sáenz de Santamaría, lo insinúa.  Parece que su idea es que se adapten y se acometa el proceso de reforma de las administraciones públicas  ante la necesidad de dar respuesta a los retos de un entorno internacional cambiante y complejo.  Se puede estar de acuerdo. Pero no más parches, a recomenzar. Es verdad que no todos son iguales. Pero, por favor, que sean menos. Y que traten de remar en la misma dirección.
 Si Alemania lo consiguió, no es tan difícil. Es un reto para valientes, incluso para hacer historia. Si este gobierno no es capaz de tomar esa iniciativa, porque levantará polémica, tiene en sus manos convocar un Referéndum. Consulten al pueblo que es soberano.
Y los jueces  a lo suyo. Una ley igual para todos y sobre todos, nativos y también inmigrantes. Y el que no la acate, libertad y puerta. A nadie se le obliga ni a venir ni a estar. Pero si se está en este país, con todas las consecuencias.
A los partidos, y sindicatos, ni una subvención más, ni donaciones anónimas. Se ha convertido en una cueva  inmunda de chanchullos, sobres negros, y compra de favores:”te doy para que me des”. La política es libre y la ideología también. El que entre o esté ahí que viva con  las cuotas de sus socios y de su trabajo.
Los españoles no hemos cambiado, evolucionado sí, y escarmentado también.  Muchos hemos anunciado este fracaso hace bastantes años. No interesaba escuchar al pueblo. Solo que votara y que pagara. ¡Punto y final! ¡A su casa!
 Esperamos la convocatoria de Elecciones Generales, para el Gobierno de España. Eso sí, lo primero,  para no volver a las andadas: Reforma de la Ley Electoral. Que un voto tenga el mismo valor en cualquier parte del territorio que se emita. Y que gobierne la mayoría, o que haya segunda vuelta. Esa baza ha sido clave para los desequilibrios periféricos y la debilidad del Estado.
Pero…  un temor. Vistos  los antecedentes históricos y políticos del PP y su congruencia, en los recursos contra el matrimonio gay y la ley del  aborto, se puede considerar que no hará nada y que muy pronto el Partido Popular admitirá la citada declaración "soberanista" del Parlamento de Cataluña. Con la lógica del mentiroso, cualquier verdad hay que ponerla en duda. ¿Estoy equivocado?